Empieza el viaje. Buenos Aires es encantador


Llegué. Y de pronto ya tenía dos compañeros con los que podía llegar hasta la casa de los amigos que me recibieron. Desde el  Aeropuerto conversamos. Proyectos personales, acerca de mis objetivos de carrera en agua y salud pública. Uno de ellos quiere estudiar medicina y le conté de mi trayecto ahí, el otro chico me cautivó con sus iniciativas de uso de energía solar para remplazar calefones y gas centralizado. El segundo me enseñó las plantas de tratamiento de aguas en el camino de Ezeiza hacia Baires. Nos separamos en Madero (después de tomar el transporte de Manuel Tienda León, la manera más económica de llegar del aeropuerto a la ciudad). Y entonces empezó el sueño, llegué a la casa de Martín y Tobolo para ser recibida con flores amarillas. Cómo les quiero a ese par. Con Tobolo comimos en las parrillas de Don Sabeiro en Palermo Soho, a los años comí un choripán. Si ya sé, rompí el pseudopescaterianismo pero estando en Argentina, tenía que hacerlo al menos una vez... ¡Qué delicia! Conversamos mucho acerca de política Ecuatoriana. Cada vez me impresiona más el apoyo a Correa de todos nosotros que vivimos en el extranjero… Tantas veces me han dicho en Ecuador que no tengo tanto derecho a opinar porque yo no vivo ahí el día a día, pero cada vez me pregunto más si es una falta de perspectiva de la gente con la que hablo en la patria, nunca en son de insultar… Pero cómo no apreciar todo el enfoque en cosas que realmente importan, justicia en la explotación de recursos naturales, mejoría de estándares en educación, tantas cosas. Obviamente hay otras cosas con las que se está en desacuerdo pero ahora no creo puedo imaginarme a alguien que haga el trabajo mejor.
Con Martín caminamos Palermo Soho. Me fascinó encontrarme con algo mucho más parecido a Ecuador que no, no somos tan distintos. Me había imaginado lo contrario. Guitarreamos un buen rato antes de salir… Necesito una guitarra! En la noche fuimos a donde Nadia, ya había llegado mi Heshi, se hizo realidad el sueño, estamos aquí, vamos a hacer este viaje. De la emoción de todos estar juntos, no fuimos a dormir hasta tarde. La vida acá en Buenos Aires es la nocturna…
Al despertarnos fuimos a Recoleta, un barrio que se caracteriza por haber refugiado a la aristocracia Argentina, la gente más opulenta que llegó desde Europa para quedarse. Lo más majestuoso sin embargo es el cementerio. Toda esta gente pagó lo equivalente a miles de dólares por crear y mantener mausoleos familiares. La grandiosidad de las esculturas es el reflejo de una época. Luego visitamos e Centro Cultural de Recoleta. El arte es mucho más pensado y mucho más explícito que otro arte político que he visto. La exhibición que vi se llama “Una mañana de Julio: Memoria Ilustrada 2012, Cuentos para no olvidar”. Se trata  del atentado terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que fue el 18 de Julio del 1994. Lo triste es que desde pequeña me han enseñado que la historia es importante aprenderla para no seguir cometiendo los mismos errores, pero la historia no deja de repetirse... ¿Cómo pasa que aún no aprendemos? ¿Cómo pasa que nos cuesta tanto reaccionar a injusticia? Es indignante.
A la salida nos encontramos con uno de los gomeros, un árbol que nos abrazaba, que había sido plantado por los recoletos. Tuve la urgencia de abrazarlo de vuelta, sentí su textura y su ánima, muchas historias que contar.
En la noche salimos a Puerto Madero, es encantador con las luces, el puente de la mujer inspirado en un baile de tango, los reflejos en el agua y sobre todo esa noche de luna llena… No pudimos comer hasta alejarnos hacia Corrientes porque todos los lugares solo vendían buffet y grill… En ese transcurso vimos la casa rosada iluminada y al obelisco.
Después de comer y varios encuentros salimos a aullarle a la luna. Por luna llena, cada ciclo hay un encuentro de tambores por el planetario en los bosques de Palermo. ¡Qué energía! Le bailé a la luna como nunca antes. Se hizo percusión con lo que hubo a alcance. Mientras la luna estuvo más despejada, Jose y yo le hicimos una rutina de yoga, un saludo al sol, esta vez a la luna. La música se silencio y toda esa energía a mi alrededor fue mía por unos minutos. Increíble…
Otra noche que se extendió… Al despertar, Buenos Aires se despertó rejuveneciendo con lluvia. Jose vino al departamento y descansamos el día entero, hacía demasiado frío (y eso que nada en comparación a Nueva York en invierno, pero igual). Cuando salimos a hacer compras en el Coto de aquí abajo (Coto es el nombre de los supermercados nacionales) nos encontramos con un amigo con el que habíamos salido en Quito; el mundo solo se hace más pequeño. Vimos el partido final de la Libertadores y salimos a salsear. Los argentinos han tenido sabor ;) la Jose dijo que seguramente venían de escuela Cubana. La música en vivo fue genial. Nuevamente una noche alargada y ahora desperté.
Aún no puedo creer que esté acá. Pero mi subconsciente me lo viene advirtiendo desde el avión. Me quedé dormida en el viaje y me desperté con una sensación extraña. Vi el mapa y estaba a  la altura de la línea ecuatorial, un poco más abajo. Al fin voy al sur, me dije. Seguramente se reseteó mi campo magnético. 

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