passing by

The bells were singing at a non-descript, non-specific hour; it was 10:12. Why were the bells singing? Because they can, it is fairytale land- Or so you would think by the way the sun hits the orange façades, the small canal crossing town and the Rapunzel-tower-looking churches scattered around. The 18 th century houses with wooden columns would not stand an earthquake (none happen here) but they give a rounded architectural feeling to the city– an artist at the art festival in Ridehuset painted them as though in a bubble and called the piece ‘Nostalgia of Aarhus’ – oh so accurately. Some people say I may be in a honeymoon period with the city but I wouldn’t say that is the case. I have heard too many complaints, the same you hear of any small city that is not the main one in any country – not as many things to do as in X (insert capital city). But the distribution of Aarhus makes it seem as though around the corner there is a different space where you can be someone completely dif

This piece has been mellowing for some time. It was a bright morning in New York. The spring air filled the streets with pollen and the fragrance of new blossoms. After a 5K run with Allison, we met with Jen, her boyfriend and another one of her friends to have some coffee at the Hungarian pastry shop, a place I had intended to visit for a while. The days prior to that, I had felt as though I was being relieved from a choking sensation of fear for what was coming. I had spent long hours staring at my computer hyperventilating for not being able to produce coherent lines for my thesis. I read this and it helped. After many years, I had gone back to take refuge in literature but it started with music. Jim Morrison’s American prayer became my hymn for a couple of weeks. I had been feeling hopeless. Yet, out of serendipitous events I was visiting some places that were becoming havens- may be as a result of what felt as my imminent departure from the life I had been building in New

Antes anduve por la vida, en medio  de un amor doloroso: antes retuve  una pequeña página de cuarzo clavándome los ojos en la vida.  Compré bondad, estuve en el mercado  de la codicia, respiré las aguas  más sordas de la envidia, la inhumana hostilidad de máscaras y seres.  Viví un mundo de ciénaga marina  en que la flor de pronto, la azucena  me devoraba en su temblor de espuma,  y donde puse el pie resbaló mi alma  hacia las dentaduras del abismo.  Así nació mi poesía, apenas  rescatada de ortigas, empuñada  sobre la soledad como un castigo,  o apartó en el jardín de la impudicia  su más secreta flor hasta enterrarla. Aislado así como el agua sombría  que vive en sus profundos corredores, corrí de mano en mano, al aislamiento  de cada ser, al odio cuotidiano,  Supe que así vivían, escondiendo  la mitad de los seres, como peces  del más extraño mar, y en las fangosas inmensidades encontré la muerte.  La muerte abriendo puertas y caminos.  La muerte deslizándose en los muros.        

Han pasado demasiados infinitos desde la última vez que escribí aquí. Me llené de familia en Noviembre. El fortalecer los lazos familiares es la liberación de un respiro de alivio contenido en la garganta desde cuando no existía la memoria. También hubieron nuevas historias con nuevas fechas de caducidad, otras perennes, inmortales, nuevas dudas, nuevas certezas. Sé que he visto futuros menos inciertos pero ahora es cuando levanté las alas y con pico rapaz me puse a pescar. Ínfimamente la luna y el sol se encontraron en Enero, yo hice un viaje sideral. Esto no sin antes haber cruzado hemisferios por una fuerza mayor a mí y a toda razón para encontrarme con una de mis partes. Todo lo determinista por mi lado se acaba, lo más iluso que hace el humano es pensar que nada va a cambiar. Estuve en bosques mágicos donde los macrolobios dormían con la noche. Tomé el viaje a atlantis sola y me empapé de nueva poesía, mis ojos no miran igual. Noches estrelladas me acercaron a mi amigo viento p